Alegría en el pueblo de Jerusalén, ramas y palmas al
viento, aclamando al Hijo de Dios. Lo observaban,
entrando triunfante a la gran ciudad. ¿Él? En una
burrita con su cría, con mantos como silla y con sus
discípulos abriendo paso entre la multitud, que arrojaba
sus mantos en el camino y cortaban ramas de árbol para
cubrir el suelo.¡Hosanna el Hijo de David!.
¿Y nosotros Cada año realizamos el gesto
de recrear este momento, primero trabajando manualmente
en la confección de ramos para recibir a este Jesús
amado, con ramas extraídas de nuestros jardines o
robadas de algunas parcelas de amigos de buena
voluntad, para que los niños y jóvenes puedan
contactarse con momentos fundamentales de nuestra vida
cristiana. ¡Qué regocijo espiritual es observar a un
joven tirado en su patio, silencioso, creando, pensando
en cómo quedará más hermoso su altar, en cuántos trozos
deberá cortar su pan para compartirlo con sus amigos ,
en qué detalle podrá personalizar esta Semana Santa
tanto en lo exterior como en su propia vida espiritual.
Y no sólo compartir el pan en nuestra
comunidad; también ser enviados para dar testimonio de
jóvenes que aman a Jesús y viven de acuerdo al
Evangelio. ¡Y cómo se nota! En la alegría de ver partir
hoy a los más grandes con la misión clara de dar su
testimonio en un lugar aparentemente ausente de Dios.
Tantas vivencias, tanta cercanía con la
alegría y con el sufrimiento, así como el de Jesús
camino al Calvario, de cara a la cruz sufriente, de cara
al sacrificio por la humanidad.
Queridas familias del colegio: Esta Semana Santa es el
momento preciso de hablar con nuestros actos y con la
vida sobre nuestro amor al Señor, de dar testimonio,
padres e hijos, de que nuestra familia quiere ser como
la de Nazareth.