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Sicóloga Carolina Benítez "Hay que ponerse en el lugar del joven afectado y apoyarlo totalmente"
Por
Instituto Rafael A.
Publicado:
28 Septiembre 2009
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La profesional, especializada en casos de bullying en colegios, realizó una charla organizada por el C.G.P. y UNAPAC en el aula magna de nuestro Instituto.


Este sábado se realizó el 1ra escuela de padres de colegios católicos de la zona interior, organizada por el centro general de padres del IRA en conjunto con la Unión nacional de Centros de padres diócesis Valparaíso. Este departamento, que funciona desde el año 2001, tiene como misión unir a todos los C.P. para intercambiar ideas y organizar seminarios con distintos temas de interés. En estos momentos UNAPAC trabaja con 82 colegios católicos y su presidente nacional y regional es José Luis Salinas. El asesor espiritual de esa agrupación es el Presbítero Edgardo Fernández Apablaza, director del departamento de educación del episcopado.

En la oportunidad, se contó con la presencia de la sicóloga Carolina Benítez Moesca, quien desarrollo el tema “el rol de la familia en el acoso escolar (Bullying)”. Para Benítez, el tema del Bullying tiene directa relación con la intimidación y afecta de igual manera a hombres y mujeres de distintos estratos sociales. “En términos simples, el bullying Se refiere a todas las formas de actitudes agresivas, intencionadas y repetidas, que ocurren sin motivación evidente, adoptadas por uno o más estudiantes contra otro u otros. Se traduce en constantes amenazas, insultos, agresiones, vejaciones, etc. Se aísla del grupo al agredido, se le ofende y le anula”, señaló la profesional. Entre las causas de este flagelo se pueden detectar los siguientes casos, ciertos modelos educativos; tipos particulares de resolución de conflictos en la familia y en el colegio como la violencia o intimidación; falta de promoción de actitudes y valores; ausencia de límites y reglas de convivencia, ausencia de palabra con padres amigos y profesores.

En cuanto a los cambios de tanto las victimas como de los victimarios, Benítez asegura que mientras los primeros experimentan baja de la autoestima, depresión, fobias y actitudes pasivas, los segundos se vuelven intolerantes, violentos, agresivo entre otras consecuencias negativas. Por su parte el entorno, las personas o amigos prefieren mantenerse al margen de la situación. Entre las soluciones que entrega la especialista está el hecho de identificar al agresor y víctima, el tipo de agresión, física sexual o psicológica. Se debe entonces canalizar las conductas a través del establecimiento de canales de comunicación reales y de confianza para los afectados. “Se debe usar la palabra, hablar, decir y no callar apoyando siempre a los niños, ellos deben sentir confianza en los demás”, sentenció Benítez.

Finalmente se trabajó con los presentes en actividades grupales que les servirá para estar más preparados para enfrentar este tipo de problemas tan habituales en nuestra sociedad actual.
         

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