Con este título, se realizó ayer la jornada convocada por el Rector y el CODI, que tuvo como protagonistas a los docentes y asistentes, en el Estadio Marista. El propósito de este encuentro fue generar un espacio de reflexión y de encuentro personal y comunitario. En palabras del Rector, “en esta oportunidad hemos querido centrarnos en nosotros, en nuestra interioridad, en nuestros sueños y aspiraciones personales y colegiales que, sin duda, se conectan también con nuestra vocación”.
La jornada se inició con la oración animada por la Sección Inicial y guiada por el diácono Nelson Aravena. Luego, don Claudio Arellano realizó una presentación basada en las ideas que compartió el Hermano Joseph McKee, Vicario General de la Congregación Marista, tanto en Santiago como en su visita a nuestro Colegio. La idea de esta presentación era focalizar la atención en los desafíos y las llamadas de futuro, a partir de un reconocimiento de nuestros orígenes y de la consideración de que principalmente somos educadores cristianos que debemos ser fieles a esa condición para que no se pierda la esencia de nuestra Obra.
Concluida la presentación del Rector, el señor Mario Donoso presentó las interrogantes para el trabajo personal. Dicho esto, los docentes se distribuyeron en el recinto deportivo para realizar su trabajo personal, al cabo del cual retornaron a la casa de encuentro, para compartir en grupos. Luego del trabajo grupal, la señora Jéssica Torres condujo el plenario final, en que los asistentes pudieron plantear sus inquietudes, sueños y aspiraciones.
Cerró la jornada el Rector, quien recogió algunas de las inquietudes planteadas, resaltando la necesidad de caminar todos juntos en una misma dirección, es decir, en plena sintonía con la Misión Educativa Marista. Finalizó sus palabras invitando a todos a compartir un almuerzo comunitario.
De esta manera, finalizó una jornada caracterizada por el clima fraterno y el deseo de compartir.