El 19 de agosto, tras la declaración de 2008 por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas, se celebra el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, estrechamente vinculada con el carisma marista y la solidaridad que abanderamos.
Por una parte se quieren poner de relieve las consecuencias inmediatas de la emergencia climática y la crisis ambiental para las personas más vulnerables del mundo, quienes, paradójicamente, son las que menos contribuyen a la generación de la catástrofe ecológica en ciernes. Se precisa de todo nuestro compromiso en ayuda de las personas afectadas, que son millones y están perdiendo o ya han perdido sus hogares y medios de vida.
En este día también se rinde tributo a los trabajadores humanitarios y a los profesionales de la salud, que continúan, pese a todas las dificultades derivadas de los azotes de la pobreza, la guerra, el terrorismo y la pandemia COVID-19, prestando asistencia y protección a las gentes en dificultades.
Por todos ellos es que hay que actuar, conforme a nuestros valores.