Corresponde a toda la acción de la Pastoral destinada al desarrollo de la espiritualidad de los integrantes de la comunidad, con énfasis en las 8 habilidades espirituales que articulan nuestra planificación: silencio, solidaridad, ejercicio físico, fragilidad, diálogo, meditación, contemplación y soledad. Esta dimensión comprende experiencias como: