Maestro: Te apresuras cada mañana para llegar a tu
trabajo, a tus niños, a tus jóvenes, que en cada sonrisa
devuelven el esfuerzo que realizas en el acto diario de
enseñar. Tu paso se vuelve cancino a través de los años,
pero tienes la niñez y la juventud que te regalan la
energía de los eternos jóvenes.
Tu sonrisa nunca se apaga, a pesar de
algunos que hacen fruncir tu ceño; tus canas aparecen
sin avisar, pero las vences con la jovialidad y la
alegría simple y blanca. El encuentro con los que son
tus iguales, tus compañeros, tus colegas de tantos años,
reviven viejas anécdotas que hacen del encuentro diario
una travesía ya vivida. Tus alumnos, sus familias, te
regalan su cariño, maestro.
Un sincero agradecimiento al Bienestar de Profesores
2008 y al Centro General de Padres IRA, por un hermoso
Día del Profesor. ¡Por la preocupación, por los pequeños
gestos, gracias!
1 2