Este verano, el sueño de colonias nuevamente tomó vida,
en las manos de más de 100 voluntarios, alumnas, alumnos
y exalumnos del colegio, alumnos del Diego Echeverría y
por cierto las exalumnas del colegio Nuestra Señora del
Huerto. Este sueño que ya cumple dos años, con 7
colonias, sueño que se hace realidad gracias a todos
estos voluntarios, todos ellos al servicio de los niños.
En esta oportunidad nuestro trabajo se
concretó una vez más en Colmo, con más de 100 niños por
día, con un paseo al zoológico de Quilpué, días en
la piscina y los juegos de siempre; y por primera vez
una colonia en Quillota, uno de los proyectos quizás más
ambiciosos para Sonrisas sin Fronteras, colonia en la
que llegamos a atender a más de 200 niños por día,
acogiendo a niños del cerro Mayaca, Boco, Pobl. Los
Lúcumos, la Villa Paraíso, Villa Rapa Nui, sector de Los
Almendros, La Palma y Santa Olivia, también los Hogares
Enrique Callejas y Tezanos Pinto; pequeños que al igual
que los regalones de Colmo, son niños que con un solo
abrazo se dan por completo, con entregar un poco de
cariño o prestarles un poco de atención
no se despegan de tu cuello, chicos que
nos regalan una semana de sus vacaciones para que los
podamos conocer, podamos jugar con ellos y lo más
importante vivir la experiencia de colonias es llegar a
descubrir a Jesús hecho niño, ese Jesús que nos abraza y
juega con nosotros, que llora porque se cayó, pero que
te abraza porque lo ayudaste, ese es uno de los fines
que buscamos como equipo, que los voluntarios sean
capaces de descubrir al Jesús de amor puro, que sólo lo
pueden entregar los niños. Eso es lo que queremos, como
nos pide el padre Champagnat, educar para la solidaridad
de nuestros jóvenes, porque ellos tienen que ser los
llamados a comunicar el amor en este mundo actual.
Solo nos resta agradecer al colegio entero,
al Centro de Padres y Apoderados, al Centro de
Exalumnos, a la comunidad de Hermanos, profesores,
auxiliares y administrativos, la fundación Gesta y todas
las empresas que nos ayudaron a que cada vez sean más
los niños que sonrían sin fronteras.
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