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En el mes de la Solidaridad hicimos nuestra segunda visita a Villa Prat
Por
Instituto Rafael A.
Publicado:
16 Agosto 2010
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Se ha iniciado este mes de agosto, tiempo especial en que la Iglesia Chilena de manera especial nos hace presente en nuestros corazones la figura del Padre Hurtado, quien nos invita a vivir el servicio al prójimo a través de sencillos gestos como saludar con amabilidad, brindar una sonrisa o hacer algo por un hermano.
Durante este año la Misión Continental nos llama a hacer de Chile “una mesa para todos” y, el XXI Capítulo General Marista nos invita a “compartir la mesa”, “ensanchar la tienda” y “con María, salir deprisa a una nueva tierra”. Las motivaciones anteriormente señaladas han sido potentes en nuestra comunidad educativa marista, especialmente tras el terremoto de febrero. Podemos afirmar que se han ido haciendo carne, vida en muchos niños, jóvenes, padres, profesores, administrativos, auxiliares, directivos y hermanos maristas de nuestro colegio. Ello nos llevó el sábado 7 de este mes nuevamente a Villa Prat. Esta vez, se trató de ir a forrar cinco mediaguas que nos fueron asignadas por la municipalidad del sector.

El grupo de voluntarios se constituyó a base de 20 jóvenes de terceros y cuartos medios, 10 profesores y profesoras, un apoderado del Grupo Scout del colegio, tres exalumnos y tres maestros de la empresa R. Mena. Sin duda lo medular de esta experiencia de servicio fue el contacto con las personas dueñas de casa, en general ancianos o ancianas solos, o familias muy humildes, quienes se emocionaron y agradecieron a los jóvenes el acordarse de ellos. Algo tan sencillo como hacer una puerta de entrada a su terreno para la señora Irene, o limpiar completamente la mediagua que forró el grupo que atendió a don Ramón, fueron momentos emotivos tanto para ellos como para los voluntarios. No faltó la dueña de casa quien compartió de su propio pan, haciendo una cazuela de ave o preparando algo especial para alimentar a los maestros. Vivencias que tras culminar, alrededor de las 18:00 horas del sábado y comenzar el retorno, penetraban profundo en nuestros corazones y nos dibujaban una sonrisa en el rostro de auténtica alegría y agradecimiento a Dios, por haber tenido la oportunidad de servir a un hermano. No cabe duda que, el caminar del colegio en este año en el servicio, abre un horizonte para soñar un colegio en Pastoral Solidaria que signifique vivir experiencias que conviertan nuestras vidas.

Agradecemos desde esta página a todos los voluntarios, particularmente a quien nos facilitó el transporte de los materiales y a los maestros del Sr. Rafael Mena, también a quienes no pudieron ir, pero que sabemos habrían renunciado a mucho por estar allí. Y en general a toda la comunidad educativa del IRA.

Estamos atentos para volver a salir deprisa, con María. ¡Hay muchas tierras nuevas que nos esperan!        

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