Con alegría, niños, niñas, padres y apoderados se nos reunieron en presencia de dios para compartir la vida, el amor y el respeto hacia Jesús. Durante esta ceremonia los integrantes recibieron el pañolin característico del movimiento.

Con la energía puesta en ser semilla, chispa, brisa y gota, Jesús ilumina cada uno de los corazones para desarrollar la espiritualidad marista. Al entregar la chapita a cada etapa, queremos potenciar y reafirmar nuestra fe en dios y cumplir el sueño de Champagnat.

Felices de los logros y dedicación de nuestros niños, compartimos imágenes de la ceremonia